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¿Y si muero mañana, habrá alguien a quien le importe mi partida? ¿Estará vacío mi funeral? ¿Habrá alguien a quien le pueda importar si soy arena o si soy mar?
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¿Puedes imaginar la vida sin poder ver la luz, los colores, nunca más volver a mirar? Y que te envuelva una oscuridad excitante. La oscuridad me da el único placer que no puedo encontrar en otras cosas.
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Nunca estuve tan jodido, nunca me hizo falta amor, nunca quise el aplauso, nunca pedí que nadie confiara en mí, nunca fui buen ejemplo.
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Persigo el fuego de abril, aunque tenga frío el resto del año, por eso me deslumbra más la luz que el fuego.
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Estos fueron dos regalos que obtuve este mes. Uno proviene desde Tlaxcala solo para mí, y el otro fue más inesperado pero me gustó, dulces y un separador de libros de macramé hecho a mano.
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Y solo dos momentos bastaron para que entendiera que mi padre no era extraordinario. Que no era nadie para mí.
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Y a pesar de todo, para muchos sigo siendo una gran decepción, porque no soy lo que esperaban, pero hoy más que nunca, simplemente si soy lo que he querido ser y hacer.
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Fue muy difícil tener el corazón roto, por malas elecciones, pero es más difícil beber un mal café.
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Me gustaría recibir esa intensiva atención. Satisfacer el único vacío que nunca podré llenar y que sigo esperando recibir, aún así la muerte me dará el espectáculo de haber vivido como he querido, morir como un héroe de guerra y luego ser olvidado otra vez.